jueves, 23 de julio de 2009

Amor de luna

Me gustaba tanto que evitaba verla
me gustaba verla...
Era tan lindo mirarla con su ascenso
hecha toda con curvas de la luna
atravesar la sala y demorarse
para destejer entre los dedos la penumbra

No debí acercarme, fue un regalo de oro
un pendiente regio que extravió la noche
¿Para qué acecharla si ella era un oriente
cuando se asomaba en los afeizares...?


Urdido en susurros columpié en su aliento
me lié en sus velos, anegué en sus mares.
Me envolvió el celaje, su enagua de nubes
su boca de nimbos, su ajorca de encajes

No debí cercarla, perderle cuidado, desafiar sus sismos,
la luz me hirió en pleno, arrolló en sus giros,
el ojo del carro me arrasó en su vuelo
y en la madrugada el tajo moruno de su cimitarra
rasgó el firmamento

A mi desconsuelo negó la mirada
y sin preanunciarlo, con un pase avieso
repasó sus labios, demudo su fase
y astilló el poema contra sus espejos.

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