lunes, 9 de abril de 2012

Cronópolis, comentarios

Ya ves, Salvador, cuán apreciado sos. Tanto Auria como María de Lourdes te han escuchado desde los ovarios y yo desde la cabeza. Tenés razón cuando decís que 'quien no alcanza el símbolo no entra en consideración de nadie' aunque entiendo que siempre desde lo simbólico y su mundo. Cuando era joven (muuuy joven) me perdía en la poesía simbolista, Mi favorito era Dylan Thomas a quien no entendía (los símbolos otra vez) pero la música de su idioma llenaba todos los espacios y con él descubrí que lo fascinante del simbolismo no es lo simbólico - para mí por supuesto - sino el valor estético de la música que genera. En este punto tu cuento es más que rescatable. Los autos y los perros cantan. Sucede que yo buscaba en otro lado: el lado de los significados. En parte por una deformación profesional - el símbolo en psicoterapia es muchísimo pero si no se lo traduce queda atascado - y en parte mi propia necesidad de vérmelas con mis propios fantasmas y exigirles que me dijeran en buen criollo que carajo estaban haciendo con mi vida. A medida que iba entendiendo iba allanando mi camino y el significado reemplazó el símbolo y puedo entender mejor a la loquita Renée cuando en su Diario, y en momentos de lucidez se encuentra con la realidad, 'la bella realidad' como dijo. Y así dejé de lado el hermetismo simbólico para contar cuentos que divierten como le gusta a Jorge Frossa.

Disiento contigo cuando decís que 'esto no es literatura'. Creo que sí lo es como instrumento en tu 'intento de revelar una percepción que se resiste'. Espero que la revelación sea pronta y que te llene la vida. Mientras tanto no estoy tan seguro que 'no hay nadie detrás de los lentes oscuros'. Hay alguien que lucha.

Un gran abrazo, Salvador,
Donald

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